Thursday, October 30, 2008

Oración desde el Senado de Kansas

Este mensaje lo copié integro de un correo que me llegó. Ojalá nos haga reflexionar y actuar.

Esta es una oración que fué hecha en Kansas, en la sesión de inauguración de la "Kansas House of Representatives".

Cuando se le pidió al pastor Joe Wright que hiciera la oración de apertura, todo el mundo esperaba una oración ordinaria, pero esto es lo que ellos escucharon:

"Señor, venimos delante de Ti en este dìa, para pedirte perdón y para pedir tu dirección.

Sabemos que tu palabra dice: ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!; y es exactamente lo que hemos hecho.

Hemos perdido el equilibrio espiritual y hemos cambiado nuestros valores.

Hemos explotado al pobre y hemos llamado a eso "suerte"

Hemos recompensado la pobreza y la hemos llamado "ayuda social"

Hemos matado a nuestros hijos que aún no han nacido y lo hemos llamado "libre elección"

Hemos abatido a nuestros condenados y lo hemos llamado "justicia"

Hemos sido negligentes al disciplinar a nuestros hijos y lo hemos llamado "desarrollar su autoestima"

Hemos abusado del poder y hemos llamado a eso "política"

Hemos codiciado los bienes de nuestro vecino y a eso lo hemos llamado "tener ambición"

Hemos contaminado las ondas de radio y televisión con mucha grosería y pornografía y lo hemos llamado "libertad de expresión"

Hemos ridiculizado los valores establecidos desde hace mucho tiempo por nuestros ancestros y a esto lo hemos llamado "obsoleto"

Oh Dios, mira en lo profundo de nuestros corazones, purifícanos y líbranos de nuestros pecados. Amén".

La reacción inmediata:
Un parlamentario abandonó la sala durante la oración, tres más criticaron la oración, calificándola como "un mensaje de intolerancia"; durante las seis semanas siguientes, la iglesia Central Christian Church donde trabaja el pastor Wright, recibió más de 5000 llamadas telefónicas de las cuales solo 47 fueron desfavorables. Esta iglesia recibe ahora peticiones del mundo entero para que el pastor Wright ore por ellos.

Si no tenemos el valor de mantenernos firmes en nuestras convicciones, entonces caeremos delante de cualquier argumento.

Por tanta semejanza con lo que está ocurriendo en Mèxico, esperemos que nazca en nuestros corazones el deseo de llegar a ser una nación que se deje guiar por Dios.