Renuncias

Las renuncias son algo muy difícil de manejar. Normalmente renuncias a algo que de alguna forma te lastima, pero aun así, no es fácil manejarlo.

Muchas veces la renuncia obedece a un deseo de mejorar ese algo que nos molesta o lastima, a veces es porque ya no podemos más con la situación, a veces porque no nos queda de otra (el típico "ya que"), pero cada una de esas modalidades lleva implícitas muchas otras cosas. Lleva consigo muchas pérdidas (de hecho) y muchas esperanzas (a futuro).

Pero si la renuncia es a futuro para obtener algo en presente, es peor aun, porque estamos renunciando a esperanzas y sueños que teníamos para poder corregir o arreglar algo en presente. Y aquí el riesgo es perder para siempre nuestro futuro. Así empiezan nuestras vidas a perder su color, su ilusión y su futuro. Si no tenemos la capacidad de recuperar el futuro, el presente se lo comerá.

Que difícil es esto, el dolor que ocasionan este tipo de situaciones es tanto que a veces eso es lo que bloquea el ánimo de salir adelante y es lo que paraliza al espíritu. Dejamos de soñar, dejamos de creer y dejamos de sentir... y así nos volvemos seres grises sin más futuro que el presente... a veces es más cómodo, la ley del menor esfuerzo, pero definitivamente nuestro espíritu no es gris, así que no tenemos porque dejar que se pinte de ese color.